Este último tiempo CEDECUL participa activamente en red con otras organizaciones para la puesta en valor del patrimonio arqueológico, cuando iniciamos esta cruzada, solo se sabía de un sitio arqueológico en la comuna, pero en la actualidad están apareciendo otras informaciones y descubrimientos que estan aportando nuevos antecedentes a nuestro conocimiento del pasado prehispánico de Villa Alemana.
Nuestro gran referente es este sentido es http://www.tacitas.tk/
Para que se entienda por nuestros visitantes el valor cultural de las "piedras tacitas", hemos resuelto difundir un artículo al respecto de don JUAN CROCCO.
Piedras tacitas de Chile central
Juan Crocco.
"La Piedras Tacitas son grandes piedras en que el hombre ha horadado perforaciones. Las perforaciones son casi siempre circulares y de diversos tamaños.
Se las encuentra en Argentina desde la Puna de Jujuy (24° Sur) hasta las cercanías de Mendoza (33° Sur), todas en regiones andinas. En Chile son frecuentes desde Ovalle (30° Sur) hasta el Tolten (39° Sur).
Son bastante frecuentes. Sin embargo, parafraseando a Latcham, “estas piedras se hallan en zonas montañosas, en especial en la región subandinas, las menos traficadas, no es extraño que escapan por mucho tiempo a las pesquisas de los pocos que se interesan por semejantes cosas.”
En general están dispuestos sobre un plano horizontal, cercanos a esteros. Se ha estimado dataciones de 6.000 a 8.000 años A.P. para alguna de estas piedras, es decir son antiquísimas y manufacturadas por tribus de cazadores-recolectores que poblaban la Zona Central durante el Arcaico.
La razón por la que fueron hechas constituye un misterio. La opinión actual entre arqueólogos es que se trataba de morteros comunales, donde se molían productos vegetales, como el algarrobo (Prosopis chilensis) y otras especies. A mi juicio esta conclusión es errónea. Latcham descartaba su uso como mortero pues hay algunas en que las oquedades están hechas en el plano vertical. Asimismo, las piedras de Farellones están a 2.300 m sobre el nivel del mar, en zonas aptas para veranadas y donde no hay algarrobos u otras plantas similares.
A mi juicio tenían una finalidad ritual. León cuenta que en la piedra de Palquimbudi, en el valle de Mataquito, se celebraba una fiesta en Junio de cada año, donde la gente dejaba ofrendas en la piedra y daban vueltas en torno a ella. Esa zona es la confluencia de la cultura mapudungun e inca. Hay evidencias que en VIchuquen y sus alrededores existían mitimaes incas. Así esa fiesta parece coincidir con el we tripantu mapuche y el inti raymi del imperio incaico. En ambas culturas el año nuevo era la fiesta más importante del año y celebraba en el solsticio de invierno.Sin embargo, estas piedras son mucho más antiguas que estas culturas, las que las reutilizan dándoles a ellas un nuevo carácter simbólico.Por su distribución y profusión en el territorio, intuyo que estas tenían un uso ritual en la caza del guanaco. Creo que se practicaban sobre esas piedras sacrificios rituales de guanacos capturados vivos. Las flechas eran untadas en la sangre vertida para conjurar una buena caza. La costumbre sureña de beber niachi, es decir sangre de cordero aderezada, puede encontrar sus orígenes en los rituales de las piedras de tacitas
A continuación transcribo la opinión de Tomas Guevara (Folkclore Araucano, 1911), sobre el particular:
Algunas costumbres recien estinguidas o que aun existen en relacion con las piedras de cavidades, son indicios que contribuyen a esclarecer este problema de prehistoria chilena. Como hasta la mitad del siglo XIX los indios del valle de Nataquito se reunian una vez al año, el dia de Corpus, segun parece, alrededor de las piedras escavadas que se encuentran en esos lugares. Danzaban en torno de ellas i seguramente que ahí mismo se efectuaría alguna fiesta para comer i beber, pues hasta el último tercio del siglo pasado existia en Palquibudi la tradicion de que la escavacion mayor de la piedra de ese lugar era la fuente que correspondía en las reuniones al jefe principal i las menores o los platillos, a los secundarios. En la piedra de Kuralhue, en el boquete de Callaqui, los indios que viajan de un lado a otro de la, cordillera, se detienen i jiran en grupos a su alrededor invocando su proteccion para el viaje. Depositan en seguida en los hoyos las ofrendas usuales (Cañas Pinochet).
El autor recojió de los indios i moradores chilenos de Picoiquen, Angol, donde se halla la piedra de El Retiro, la tradición de que los crisoles, como llamaban las perforaciones, servían a los antiguos araucanos para llenarlas de sangre de animales sacrificados i untar en ellas las flechas i lanzas.
Persiste todavía entre los indios la costumbre de propiciar a la piedra de Retricura (piedra de amparo), en el camino de Curacautin a Lonquimai, con invocaciones i ofrendas. En una tradición que anotó el doctor don Rodolfo Lenz sobre esta piedra, se dice: «Así está desde mui antiguamente; los antepasados hicieron así; por eso asi todavía se está haciendo. (Estudios Araucanos).
Los indios de la costa al depositar ofrendas en la piedra de Erkitúe, de Tolten, formulan todavía una invocación, resto talvez de otra remota.
Todas estas practicas son supervivencias fragmentadas de un solo ritual antiguo para pedir la lluvia tan benéfica a los pueblos sembradores i colectores de frutos naturales a una potestad que no ha podido ser otra que Pillan, incluida al culto solar.
Concluye Guevara que en aquellas piedras se efectuaban sacrificios, inmolando un animal o, al menos vertiendo chicha en los depósitos. La sangre o la chicha escurría hacia los orificios, depósitos que cumplían la misma finalidad que en tiempos históricos lo hacían las artesillas donde se recogía la sangre del sacrificio del nguillatun. El liquido sería era luego asperjado al oriente y poniente y/o se untaban las flechas. La sangre o chicha quedaba abandonada para halagar a la potestad benefactora y promover las lluvias benefactoras.
Eran lugares tabu. Se las creía habitadas por espíritus. Al estar en lugares de tránsito, los indios practicaban ritos para conseguir la bendición de este "genius loci". Estos consistían en dejar ofrendas de alimentos y girar en torno a ellas un cierto número de veces".
Juan Crocco.
"La Piedras Tacitas son grandes piedras en que el hombre ha horadado perforaciones. Las perforaciones son casi siempre circulares y de diversos tamaños.
Se las encuentra en Argentina desde la Puna de Jujuy (24° Sur) hasta las cercanías de Mendoza (33° Sur), todas en regiones andinas. En Chile son frecuentes desde Ovalle (30° Sur) hasta el Tolten (39° Sur).
Son bastante frecuentes. Sin embargo, parafraseando a Latcham, “estas piedras se hallan en zonas montañosas, en especial en la región subandinas, las menos traficadas, no es extraño que escapan por mucho tiempo a las pesquisas de los pocos que se interesan por semejantes cosas.”
En general están dispuestos sobre un plano horizontal, cercanos a esteros. Se ha estimado dataciones de 6.000 a 8.000 años A.P. para alguna de estas piedras, es decir son antiquísimas y manufacturadas por tribus de cazadores-recolectores que poblaban la Zona Central durante el Arcaico.
La razón por la que fueron hechas constituye un misterio. La opinión actual entre arqueólogos es que se trataba de morteros comunales, donde se molían productos vegetales, como el algarrobo (Prosopis chilensis) y otras especies. A mi juicio esta conclusión es errónea. Latcham descartaba su uso como mortero pues hay algunas en que las oquedades están hechas en el plano vertical. Asimismo, las piedras de Farellones están a 2.300 m sobre el nivel del mar, en zonas aptas para veranadas y donde no hay algarrobos u otras plantas similares.
A mi juicio tenían una finalidad ritual. León cuenta que en la piedra de Palquimbudi, en el valle de Mataquito, se celebraba una fiesta en Junio de cada año, donde la gente dejaba ofrendas en la piedra y daban vueltas en torno a ella. Esa zona es la confluencia de la cultura mapudungun e inca. Hay evidencias que en VIchuquen y sus alrededores existían mitimaes incas. Así esa fiesta parece coincidir con el we tripantu mapuche y el inti raymi del imperio incaico. En ambas culturas el año nuevo era la fiesta más importante del año y celebraba en el solsticio de invierno.Sin embargo, estas piedras son mucho más antiguas que estas culturas, las que las reutilizan dándoles a ellas un nuevo carácter simbólico.Por su distribución y profusión en el territorio, intuyo que estas tenían un uso ritual en la caza del guanaco. Creo que se practicaban sobre esas piedras sacrificios rituales de guanacos capturados vivos. Las flechas eran untadas en la sangre vertida para conjurar una buena caza. La costumbre sureña de beber niachi, es decir sangre de cordero aderezada, puede encontrar sus orígenes en los rituales de las piedras de tacitas
A continuación transcribo la opinión de Tomas Guevara (Folkclore Araucano, 1911), sobre el particular:
Algunas costumbres recien estinguidas o que aun existen en relacion con las piedras de cavidades, son indicios que contribuyen a esclarecer este problema de prehistoria chilena. Como hasta la mitad del siglo XIX los indios del valle de Nataquito se reunian una vez al año, el dia de Corpus, segun parece, alrededor de las piedras escavadas que se encuentran en esos lugares. Danzaban en torno de ellas i seguramente que ahí mismo se efectuaría alguna fiesta para comer i beber, pues hasta el último tercio del siglo pasado existia en Palquibudi la tradicion de que la escavacion mayor de la piedra de ese lugar era la fuente que correspondía en las reuniones al jefe principal i las menores o los platillos, a los secundarios. En la piedra de Kuralhue, en el boquete de Callaqui, los indios que viajan de un lado a otro de la, cordillera, se detienen i jiran en grupos a su alrededor invocando su proteccion para el viaje. Depositan en seguida en los hoyos las ofrendas usuales (Cañas Pinochet).
El autor recojió de los indios i moradores chilenos de Picoiquen, Angol, donde se halla la piedra de El Retiro, la tradición de que los crisoles, como llamaban las perforaciones, servían a los antiguos araucanos para llenarlas de sangre de animales sacrificados i untar en ellas las flechas i lanzas.
Persiste todavía entre los indios la costumbre de propiciar a la piedra de Retricura (piedra de amparo), en el camino de Curacautin a Lonquimai, con invocaciones i ofrendas. En una tradición que anotó el doctor don Rodolfo Lenz sobre esta piedra, se dice: «Así está desde mui antiguamente; los antepasados hicieron así; por eso asi todavía se está haciendo. (Estudios Araucanos).
Los indios de la costa al depositar ofrendas en la piedra de Erkitúe, de Tolten, formulan todavía una invocación, resto talvez de otra remota.
Todas estas practicas son supervivencias fragmentadas de un solo ritual antiguo para pedir la lluvia tan benéfica a los pueblos sembradores i colectores de frutos naturales a una potestad que no ha podido ser otra que Pillan, incluida al culto solar.
Concluye Guevara que en aquellas piedras se efectuaban sacrificios, inmolando un animal o, al menos vertiendo chicha en los depósitos. La sangre o la chicha escurría hacia los orificios, depósitos que cumplían la misma finalidad que en tiempos históricos lo hacían las artesillas donde se recogía la sangre del sacrificio del nguillatun. El liquido sería era luego asperjado al oriente y poniente y/o se untaban las flechas. La sangre o chicha quedaba abandonada para halagar a la potestad benefactora y promover las lluvias benefactoras.
Eran lugares tabu. Se las creía habitadas por espíritus. Al estar en lugares de tránsito, los indios practicaban ritos para conseguir la bendición de este "genius loci". Estos consistían en dejar ofrendas de alimentos y girar en torno a ellas un cierto número de veces".
FUENTE:
http://juan-crocco-abalos.blogspot.com/2005/10/catastro-de-piedras-tacitas-de-chile.html
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